Uno de los grandes desafíos que tiene por delante la iglesia, en este tiempo, es el de recuperar el sentido de la importancia del evangelismo. Los recursos y las libertades con las que solemos contar nos han llevado a enfocarnos más en organizar eventos que en compartir de Cristo con quienes nos rodean. Todo esto ha ocasionado que seamos una iglesia que no evangeliza. La mayor parte de los cristianos pasa año tras año sin hablarle a nadie de Jesús en contextos externos a las actividades eclesiales.
Con todo esto en mente, Fede nos propone, con este libro, reflexionar acerca de la importancia del evangelismo relacional y sobre cómo hablar de Cristo en nuestra vida cotidiana. La gran comisión nunca apuntó a las multitudes, sino al discipulado. Si no entendemos la centralidad de las relaciones, fracasaremos en nuestros intentos de llevar el Evangelio a cada rincón de la tierra.